martes

EL DOCTOR FRANCI


Triste historia la de este gran médico con un injusto e inmerecido final.
Era hijo de José Franci y Eulalia Torres. Tenía tres hermanos: Juana, Enrique y Joaquina. Vivía en Callao 338.
Gozaba de un excelente prestigio como médico, cirujano y era querido por muchos.
Ejercía su noble profesión desde los 21 años y en 1895 la “Sociedad Hermanas de los pobres de Luján” le entregó una placa de oro.
En 1907 ocurrió la desgracia. En febrero de ese año junto a otro facultativo asistió a la señora Juana Pellegrini de Montagna en el domicilio de la paciente, Jujuy 1128. Al parecer la señora de Montagna fue intervenida. Con posterioridad, al regresar el dr Franci al domicilio de la enferma, se encontró allí al profesional que lo había acompañado en la primera oportunidad y entonces se retiró. Nadie en ese momento habría cuestionado su actitud.
Otros médicos habrían atendido a la señora en cuestión (Arrigí, Stariano, Büll) y nadie habría hecho objeción alguna.
No se explica por que motivo los esposos Montagna, ya en el mes de agosto, demandaron al buen doctor Franci por negligencia en sus funciones.
Franci fue detenido por orden del juez de instrucción Dr Servando Gallegos, se inició su proceso y fue llevado a un calabozo en el Departamento de Policía. Fue demasiado.

Lógicamente el Dr Franci se sintió abatido ante esa injusticia, habría expresado que “no tenía carácter para sobrellevar la contrariedad de verse encausado por un delito que ignoraba” y sentía afectado su honor con esa acusación.
Pidió la excarcelación, los trámites demoraban…el pobre médico se sintió abatido ante la situación.
Una madrugada, se levantó y dijo que debía bajar hasta el water-closet. Se dirigió a la celda del sereno, armó una cuerda con una corbata y pañuelos…y se colgó suspendiéndose de un aparato de gas.

Su sepelio en el cementerio de la Recoleta fue multitudinario haciéndose manifiesta la conmoción que este hecho provocó en la opinión pública y el cariño con que gozaba el dr Franci entre aquellos que realmente lo conocían.

Guada Aballe

domingo

LINDA Y CURIOSA IMAGEN


Esta bellísima imagen de San Francisco que vemos en la fotografía no era una imagen cualquiera. Tenía la cabeza, las manos y los pies de madera pero dentro encontrábamos una maquinaria de bronce que, al accionarla, hacía que la imagen caminara, moviera los ojos, la cabeza, la boca, rezara caminando e incluso que moviera sus brazos. En el brazo derecho llevaba un rosario, este brazo se levantaba y golpeaba contra el pecho. En cambio, el brazo izquierdo se movía de manera tal, que la imagen besaba el crucifijo que tenía en esa mano. Medía 0,72 cm y estaba vestida de gris. A sus pies tenía una inscripción que decía Pelletier 1777.
Esta obra de ingeniería era originaria de Europa. A fines del siglo XVIII don Juan José de Sandoval la obsequió a los padres Recoletos. En 1822 los padres la reintegraron a doña Petrona Chaves viuda de Sandoval.
A comienzos del siglo XX todavía estaba en poder de María Luisa Zelis de Estrada, nieta de los Sandoval
¿Se conservará aún?

Guada Aballe